
#Balance
The best Lifestyle Management professionals are not jugglers… they are more like tightrope walkers. They move between excess and precision, between needs and desires, and what is possible. What do we mean by balance? Working for the top 1% will always involve a search for harmony – between discretion and presence, between speed of response and thoughtful decision-making, and of course, between total dedication to the client and the ability to preserve one’s own judgment and professionalism above all else. Let’s look at some examples…
(Below in Spanish)
Where do we see this balance in the work of a Personal Angel? Imagine this situation: a client wants a custom-made Cartier jewel in under 72 hours. The personal assistant will make it happen – and all without compromising ethics (that is, without crossing legal, moral, or professional boundaries). Nor will they compromise aesthetics: good taste and attention to detail are never sacrificed, even under intense time pressure.
In maintaining relationships with suppliers, customers, and clients, balance is just as important. And it’s equally essential within the internal team – across administration, management, and back office – especially when everything runs on last-minute demands.
What happens if that balance is lost? Overload, blurred boundaries, or chaotic improvisation can follow – and that puts the quality of service at risk. This is why we say that the elegance of a Lifestyle Management professional also lies in knowing how to set clear boundaries between what’s possible and what isn’t.
After all, in this field, the extraordinary becomes routine. And balance, as we’ve seen, is what turns the seemingly impossible into the flawless. This harmony or temperance usually goes unnoticed – and that’s exactly why it works. It allows everything to flow with grace, control, and calm precision.
“Human beings only maintain their balance when they move forward”
(Maxwell Maltz)
……………………………………………………………………..
#Equilibrio
Los mejores profesionales del Lifestyle Management no hacen malabares… Son más bien ‘equilibristas’. Se mueven entre el exceso y la precisión y entre las necesidades/ deseos y lo posible. ¿A qué nos referimos con esto del equilibrio? A que trabajar para ese 1% de la población siempre va a suponer una búsqueda de armonía entre discreción y presencia, entre velocidad de respuesta y toma de decisiones con consciencia y, por supuesto, entre una entrega ‘total’ al cliente pero siempre con la preservación del propio criterio y profesionalidad, ante todo. Veamos ejemplos…
¿Dónde vemos este equilibrio del Personal Angel en la ejecución de su trabajo? Una situación: un cliente quiere una joya de Cartier a su medida en menos de 72 horas. El asistente personal lo conseguirá. Y todo sin comprometer la ética (sin hacer nada que esté fuera de los límites legales, morales o profesionales para conseguirlo). Y tampoco la estética… Es decir; no se sacrifica el buen gusto ni la calidad de los detalles, a pesar de estar bajo la presión de lograr disponer de dicha pieza en menos de tres días.
En preservar la relación con el proveedor, el conseguir y el cliente… Ahí también está el equilibrio, así como -internamente- con el equipo a quien se hace correr desde administración y a dirección, pasando por backoffice… ¡Todo es last-minute!
¿Qué ocurriría si ese equilibrio al que nos referimos se quebrara? Habría una sobrecarga, una falta de límites o una improvisación caótica, por así decirlo. Y ello deja en riesgo la calidad del servicio que ofrecemos. Por ello, podemos afirmar que la elegancia del profesional de Lifestyle Management está también en saber indicar lo que es posible y lo que no…
Al fin y al cabo, en este ámbito lo extraordinario llega a ser rutina. Y el equilibrio, absolutamente esencial -como hemos podido comprobar- es lo que va a transformar aquello que parece imposible en impecable. Eso sí… esa armonía y/o templanza no suelen notarse. Y por ello, funciona. De modo que todo fluye en una agradable sintonía y sensación de control.
“El ser humano solo mantiene su equilibrio cuando se mueve hacia delante”
(Maxwell Maltz)